Como bien sabéis estamos todos los Larpeiros algo liados con la nueva web, una app para volvernos locos y más historias, con lo que todos los que participamos andamos un poco idos para encontrar tiempo para escribiros todas nuestras experiencias gastrolocas, pero no os preocupéis porque algún siglo de estos nos pondremos al dia.
Bien, os traigo una gran cena maridaje a la que me invitaron hace ya un par de meses, pero que lo pasé tan bien que no podía dejar de traérosla aquí, allá vamos:
Empezamos la fiesta con Carpaccio de Rape Negro con Vinagreta de Bígaros, para acompañarlo Hito Rosado del 2015
Creo que no se podía empezar mejor, una carpaccio espectacular en todos los sentidos, unos bígaros (caracolillos) de un tamaño que hacia mucho no veía, todo el conjunto del plato maravilloso, regado con un aceite de gran sabor.
El rosado sabroso, 100% tempranillo con 6 meses sobre lías. Bonito color piel de cebolla, posee fruta, las lías se notan en nariz, está claro que el reposo en botella le vendrá muy bien, indicativo de ello es la acidez que posee, todo un bebé, para empezar una cena más que bien. Nos ha hecho que salivaramos, y nos ha predispuesto a pasarlo genial.
El segundo plato fue Arroz con Bogavante del País y Zamburiñas. Bebimos con ello un Emilio Moro 2014.
Creo que Gelín es uno de los mejores en cuanto a juntar arroz y marisco, y una prueba de ello es este arroz, en su punto, con gran sabor, grano suelto, con un fondo exquisito y el conjunto con esa zamburiña es todo un acierto.
El vino, pues que ya era hora de que Emilio Moro dejase la tontería esa de Crianza y demás historias. A ver cuando ya se nos mete en la cabeza que la coletilla crianza o reserva no va a hacer que tomemos un mejor vino. Este es un clásico ya de la Ribera del Duero, 100% tinto fino (que no tempranillo como le gusta dejar bien claro a Javier Moro) 12 meses en barricas de roble francés y americano al 50%. Rojo casi negro, frutal, con un toque de guindas en licor y ligeramente especiado. Rico de verdad.
El tecer invitado en esta cena maridaje fue Lubina al corte con salsa de almendras y ajo negro. El vino Malleolus 2011:
Pues qué decir de este plato, maravilloso, sublime, riquísimo, estaba tan bueno que me lo zampé y para ejemplo la foto que os pongo, la lubina desaparecida, bien sabéis que esto nos pasa a los Larpeiros a menudo.
Malleolus, donde el vino empieza a tener un significado importante. La propia palabra quiere decir Majuelo (viñedo pequeño). Encima una añada excelsa la 2011, se conjugan para traernos un vino donde el alcohol está ligeramente presente en nariz. Tiene 18 meses de barrica donde la tinto fino evoluciona. De suelos arcilla-caliza entre 25 y 75 años de edad. Balsámico, potente, robusto, aquí estoy en cada trago y trago disfrutando. Sabroso, un vino más que serio.
Un poco de carne no podía faltar: Pierna de Lechal rellena de rebozuelos y pistachos. Y para tragar Malleolus Valderramiro 2010
Qué bueno ese lechal, sabroso, con esas setas Rebozuelo (Cantharellus cibarius) armonizando muy bien, esa española acompañando al plato, pues que de milagro no se me olvida también hacer la foto. Pero qué bien cocina ese cocinero de Gelín. Yo quiero conocerlo sí o sí.
Valderramiro 2010, pago plantado en 1924 con una producción de 2500 Kg por hectárea. Son 4 hectáreas en vaso, para que esa tinto fino esté 18 meses en barricas, con una peculiaridad, la maloláctica la realiza en roble americano y luego es cuando reposa en el roble francés. Precioso color cereza madura. Mineralidad, contundencia, hablando sutilmente, con potencia y complejidad aromática, ensamblando sabores, aromas, todo un lujo poder beber Valderramiro siempre que se pueda.
Venga vamos terminando con Mousse de Quesuco Cántabro con frutos rojos bañado con Chocolate Blanco y su crujiente. Para beber Malleolus Sanchomartín 2010:
Sobroso, rico, ese mousse me comería 4 ó 5 pero sin inmutarme, creo que mi barriga estilo Hommer Simpson también saltaba de alegria y mucho más cuando metió en la nariz el Sanchomartín, me habría pispiado las 2500 botellas que producen de esa hectárea del pago que lleva su mismo nombre. Mira, paso de catas, este vino es para tirarse a rolos de gusto, está desde hace años en nuestro top para darse un homenaje cuando surja la oportunidad. Un auténtico orgasmo vinícola es este vino.
Hay vinos que armonizaban mejor que otros con los platos servidos, no quiero entrar en opinar esa opción, dado que es muy díficil hacer ese maridaje, solo quiero decir que disfruté como un enano.
Los vinos muy buenos servidos a una temperatura perfecta, en eso Gelín siempre tiene mucho cuidado. Pero es que tiene una gente en la sala para quitarse el sombrero, Gustavo y Juanjo, y una camarera que por desgracia no me se su nombre, la próxima visita espero solucionarlo. Pero qué grandes camareros sí señor, ellos hacen que vuelva, da gusto ver su sonrisa, y como te atienden profesionalmente, CAMAREROS con palabra mayúsculas y creo que los que me conocéis sabéis que sobre este tema entiendo algo.
Gracias a Daniel de Redamar, un abrazo muy muy fuerte, a ti y a tu hija y como no a tu mujer, siempre os llevo en mi corazón.
Gelín padre-madre-hija-hijo y casi el espíritu ese que dicen anda por ahí, gracias por todos los momentos que vivimos a vuestro lado. Espero sean muchos más.