Un viaje relámpago a Toledo, y aunque fue de negocios siempre hay un rato para poder sacar tiempo y relajarse. Así que decidimos ir a conocer La Casa del Carmen, que se encuentra en A-42, 61, Olías del Rey, Toledo.
No vamos a perder más tiempo, reservamos mesa para 3 y nos dispusimos a disfrutar.
Entramos y tardaron un poco en recibirnos, con lo que nos dio tiempo a fisgar un poco, una camarera muy simpática nos dirige a nuestra mesa y después sale el jefe de sala y una vez casi sentados nos pregunta si teníamos reserva. Bueno un pequeño fallo de comunicación, no es importante.
Nos traen la carta y nos dicen lo que hay fuera de la misma y de menú del día, aunque no entiendo como no lo tienen impreso dado que es bastante largo. Pero optamos por pedir de la carta, y como nos gusta hacer, lo pedimos todo para picar.
Nos sirven un aperitivo bastante sosito la verdad, pero nosotros que somos unos zampones lo metimos todo para adentro. También nos traen, con el pan, un poco de aceite de oliva virgen y sal en escamas. Pero no sabían de que marca era, además la botella estaba sin etiqueta, algo que creo ya no se puede hacer, pero no quita para que estuviese agradable.
El primer plato fue: Lingote garrapiñado de hígado de pato y membrillo. Realmente espectacular, sublime, una pasada la verdad. Con un pan tostado delicioso, que se acabó, pedimos más y tuvimos que esperar un buen rato, una pena. Pero el plato es de los que aún tenemos en el recuerdo.
Luego pedimos huevos de corral, guisantes, espárragos, jamón y foie, un plato sabroso, en su punto, quizá echamos de menos que el camarero nos lo hubiese servido o bien que rompiera el foie y los huevos, pero quizá eso fue impresión nuestra.
Seguimos con mollejas de cordero al oloroso con perlas de patata. Unas buenas mollejas, en su punto, con 6 perlas de patata y una salsa muy rica pero sin oloroso, preguntamos y nos dijeron que el oloroso era algo muy sutil, y tanto, como que no se notaba nada…
Pedimos también Ventresca de atún rojo, mermelada de pimiento tomate y wuakame. Un buen atún en su punto, con una guarnición que le iba muy bien.
y pedimos un postre que estaba realmente delicioso del cual no apunté el nombre, pero por suerte me acordé de hacer la foto.
Pedimos dos vinos, el primero Venus La Universal 2009. Mira que nos gusta este montsant, Cariñena, garnacha y syrah, para darnos un vino envolvente, con amor, energía y pasión que hizo que la comida subiera dos peldaños en la calidad.
y como las botellas son pequeñas tomamos después Finca Río Negro 2011 de Cogolludo, Guadalajara; 60% Tempranillo, 15% Syrah, 15% Merlot, 10% Cabernet, con 13 meses de roble francés dan un vino más que interesante, intensa fruta en nariz, con toques de torrefacto muy agradables.
Tomamos un café imbebible, y pedimos otro que bueno…
El servicio del vino daba pena, al abrir las botellas pocas veces vi un maître que les diera semejantes meneos, y cada vez que servia la botella tropezada contra el borde de la copa. Encima a cada plato que ponían en la mesa todo era la manida frase “buen provecho” y a mitad de la comida “Está todo a su gusto” un servicio que dejaba mucho que desear sobre todo por parte del maître.
Volveremos a Toledo, pero no creo que a este restaurante. Una vez más me reafirmo que la guía Mucholín en cuanto a clasificación de restaurantes da mucha pena.