Dentro de mi escapada por la provincia de León, no podía dejar pasar la oportunidad de visitar alguna bodega. En este caso tuvimos la suerte de ser invitados a conocer Bodegas Losada.
Diseño moderno, justo en frente del gran yacimiento Castro de la Ventosa. Yacimiento arqueológico que hoy en día se intenta recuperar.
Nos recibieron muy amablemente, y directamente nos llevan al lugar donde se introduce la uva.
Una gran nave, en donde se encuentra la parte superior de los depósitos de acero inoxidable, la línea para la selección de uva, la despalilladora y una pequeña prensa.

Esta nave, así diseñada, les permite trabajar siempre por gravedad, consiguiendo dañar lo menos posible a la uva. Tampoco exprimen demasiado a las cepas, nos cuentan que en el viñedo del Losada obtienen 5000 kilos por hectárea, Los de Altos de Losada la producción baja a los 4000 kilos, y en la Bienquerida apenas llegan a los 3000 kilos por hectárea.
Tienen 8 hectáreas de viñedo propio, pero controlan 65. Ya sabéis
diciendo a los propietarios cuando podar y como controlar el viñedo
según sus propias indicaciones. Nos cuentan lo de siempre, la recogida de la uva en pequeñas cajas, la selección manual, despalillado, pequeña prensa y al depósito. Nos hacen un apunte con el que nos quedamos, y es que están realizando unas pruebas con la uva garnacha tintorera. Nos quedamos con las ganas de probar algo de ese experimento.
Bajamos por una escalera que nos conduce a la sala de depósitos de acero. Nos recalcan bien los remontados periódicos que hacen, la investigación y utilización de levaduras autóctonas. Todo dentro de una limpieza impecable.
Tienen depósitos de diferentes capacidades: Los de 20000 donde fermenta la uva para el Losada

los de 5000 donde lo hace la que irá destinada para el Altos de Losada
y los de 3000, donde tiene lugar la fermentación de su maravilloso La Bienquerida.
Pasamos por la embotelladora de la que no nos contaron nada:
Después llegamos a la típica sala de barricas, donde nos cuentan que controlan hasta el eco, para evitar cualquier tipo de vibración que pueda perjudicar al descanso del vino.
Subimos al mirador, donde las vistas de viñedos y del Castro de la Ventosa son maravillosas,
y bajamos a la sala de cata. Nos gustó mucho esta sala, muy luminosa, con luz blanca, la verdad pocas salas tan adecuadas para la cata como esta hemos encontrado.
Y catamos el Losada del 2009, que encontramos excesivamente lácteo, con falta de botella, pero muy rico y apetecible. Ese lácteo después de media hora de oxigenación ya se perdía y aparecían los aromas a fruta normales del Losada.
También abrieron un Losada 2008, que nos pareció más redondo que el anterior. Eso sí, creo que el 2009 va a ser mucho mejor que el 08, pero es una sensación nuestra, aunque con el tiempo veremos si tenemos razón.
Y por último un Altos de Losada 2008, previamente decantado, estaba genial. Para nosotros este vino es el que marca lo que es Losada. Equilibrado, potente, pero fácil de beber.

Y esto fue todo, como apunte y explicación del título diremos el por qué denominamos a esta visita como aséptica. Y es por la impresión que nos trasmitieron. Nos trataron genial, pero fue una visita más, con poco misterio, donde nos quedamos sin probar su Bienquerida, entiendo que no había ninguna botella, que estaba agotado, pero bueno, a nosotros nos gusta probar de las barricas, de los aceros, y eso no ocurrió. Nada nuevo, nada diferente. Una visita interesante, pero sin misterios, sin una botella para casa, aunque si un grato recuerdo.
Losada, vinos de finca, a la espera de que Ankabri prueba la botella de La Bienquerida que tiene en la cava de su casa: esto es to, esto es todo amigos.