Cafetería Hospital Marqués de Valdecilla Sur

Mesas vacías con las bandejas

Un nuevo edificio de consultas para este hospital emblemático de la ciudad de Santander. A las 8 de la mañana ya hay una gran aglomeración de gente para sacar número, y hacerte los análisis de sangre que el médico de cabecera, o al que corresponda ha solicitado. También te puede tocar esperar la operación de algún familiar o amigo, en el hospital de día. o tener una consulta con los médicos especialistas. Total que por un motivo u otro, quizá te apetezca tomarte un café, o un tentenpie, y subes a la última planta que es donde está la cafetería, porque sino te toca salir fuera del hospital a buscar una cafetería. Y vaya chasco por favor. Un lugar frío, preparado para autoservicio. Unas cuantas mesas grandes y al fondo el mostrador donde pides y te lo llevas tu mismo hasta la mesa. Hay que ver a las personas mayores con la bandeja, el café y el bollo, llevando ellos la bandeja. Y encima las mesas libres están con los restos de los clientes anteriores, o puede que no tengan bandejas pero las mesas están sucias. De vez en cuando aparece una señorita que recoge un poco, pero eso de pasar la balleta por las mesas parece que nadie se lo ha mandado. Total yo espero con mi madre, recién operada de la mano en la mesa, y mi mujer va a buscar los cafés. Ella vuelve y me cuenta:
– Yo quería un café con hielo, y me contestan que no hay hielo.
– Le pido un té con leche, y no tienen tetera, con lo que en un vaso de cristal (tipo de los de la nocilla) me echan el te, y acto seguido la leche (encima caliente) alguien le tenía que haber explicado a la señorita que atiende, que la leche del te es siempre fría. pero en fin.
– Claro como para pedir leche sin lactosa o de Soja, sólo tenían entera o desnatada.Pero por lo menos en un hospital si tendrían que tener algo sin lactosa para el café, te o cacao, no? Digo yo….
Pero bueno ya sentados en la mesa, intentamos bebernos la infusión y el café. Pero claro tendrían que habernos avisado que el café era de los que sirven de lavativa, por favor qué malo estaba.
Me pareció vergonzoso y por eso pongo este post. Un hospital con un personal médico y de enfermeras que por norma general es una gozada. Y tienes que ir a una cafetería que tendría que estar cerrada. Una auténtica vergüenza. Espero tardar mucho en volver, pero la próxima vez iré con mi termo de leche y te y mis bocadillos, paso de volver a pasar un momento tan pésimo.
Ah! y encima iba con mi polo blanco me levanto de la silla y os dejo una foto para que veáis como quedó.
Cafetería del Hospital bastante sucia, no sé ni cómo los médicos son capaces de ir por allí.

Mi Polo blanco, negro por la silla.

COMIDA MARIDAJE CON PELLEGRINO

Cambios. A mi me gustan, pero porque no quiero quedarme estancado, me gusta buscar lo nuevo que viene, sobre todo para mi profesión, aunque muchos digan que en este gremio hay pocas cosas que cambiar, incluso grandes profesionales que te dicen que ya está todo inventado; a esa perspectiva me niego en redondo. No trabajamos en una fábrica, todos los días deben ser diferentes, y eso sucede ahora, hoy no vamos a hacer una crítica, hoy tenemos la suerte de ir a San Sebastián, y a una comida cata, organizada por aguas San Pellegrino, y por el restaurante “El Kursal”, una cata dirigida por el presidente de la asociación de Sumilleres de España Juan Muñoz.
San Pellegrino hace dos tipos de agua, con gas y sin gas. El agua con gas se llama San Pellegrino, y la de sin gas Panna. La primera brota de la fuente a una temperatura de 25º, en la ciudad de Val Membrana, en el corazón de los Alpes, y está ampliamente considerada en el mundo de la alta restauración. Panna es un agua de baja mineralización, fluye de una fuente del mismo nombre situada a 850 metros de altitud, en el valle de la Toscana, al norte de Florencia. Posee un sabor delicado, ideal para enfatizar los delicados aromas y sabores, especialmente indicada para acompañar vinos jóvenes, frescos y suaves.
 Comenzamos con Pencas de algas en caldo untuoso de mejillón de roca, clorofila y taco de Lubina 
Todos los platos son servidos estilo degustación, con presentación minimalista, incluso el pan, pero como hemos dicho, hoy no vamos a hacer críticas, sino a comentaros la experiencia, que ya desde ahora os digo fue espectacular. Y para acompañar a este plato eligieron un txacolí, Txomin Etxanitz; todo un clásico, de color oro pálido, con reflejos verdosos, notas de pan tostado. En todo el menú procederemos de dos maneras, probaremos la comida, luego la bebida y después un tipo de agua para ver como funcionan ambas, si probamos el txacolí con la panna sentimos una limpieza de boca, si usamos pellegrino, el gas hace que el sabor de la hondarrubi sea mas largo, con la comida nos sucede lo mismo, y aunque para mi, se queda un poco corto de sabor en clorofila, con la pellegrino ese gas hace que se pierdan demasiado los sabores, pero la panna hace que ese punto terroso de las algas desparezca y notemos un sabor muy agradable en el paladar.
Seguimos con presa de cerdo ibérico con espuma de manzana verde y polvo de cítricos, 
y para complementar un cava de 3 años Brut Nature de Agustí Torrelló, en este caso la pellegrino acompaña muy bien al cava, y ayuda a ensamblar la burbuja, pero la panna no deja muy buen sabor. Tomamos la carne con la salsa y el cava y luego las aguas y sentimos que la panna vuelve a limpiar y acompañar mejor con la comida que sola, y aunque la pellegrino sola con el cava está muy bien, con la comida, nos da una complejidad, que no es muy agradable.
Continuamos con taco de bacalao al pil-pil, 
y como vino un Viña Ardanza del 99, he de decir que me sorprendió este maridaje, y para mi sólo combinó bien con la panna sola y con el pil-pil, con la pellegrino la sensación de raspadura era desagradable, y luego con el bacalao sólo la panna conseguía limpiar esa sensación de un clásico de Rioja, con ese coco y vainilla, y sabor a piel de naranja, aunque no critiquemos, pero esto es para no repetir.
Y como último plato chuleta de buey con piquillos confitados y salsa perigord, 
y su compañero fue un Malleolus del 2005, y al contrario del anterior, este fue espectacular, una carne con mucho sabor, con el tinto y la panna para mantener los sabores, y la pellegrino esta vez ensalzaba los sabores, combinó muy bien.
De postre Torrija caramelizada a la antigua y bombón de chocolate, 
en este caso eché de menos un vinito dulce para acompañar, pues el postre estaba muy rico, e imagino que un moscatel tipo MR hubiera estado genial.
Nos pusieron un café de Nespresso, una cosecha nueva Jaraya, con mezcla de dos arábicas, premonzónico y postmonzónico, y aunque esa cafetera está muy bien para dar punto de crema, el café dejaba mucho que desear.
Para resumir, aprendí una perspectiva diferente de las catas, que está muy bien y es el utilizar diferentes tipos de agua para maridar, y que la pellegrino va muy bien con el blanco y el cava, y la panna un agua que limpia y mantiene los matices de los sabores.
Hagan sus pruebas y luego cuéntennoslas, nos gustaría saber su opinión.
Fdo: Ankabri

Críticos gastronómicos

Os dejo una carta que mandó al periódico un buen amigo mio, hace ya unos 5 años, pero creo que por desgracia aún tiene más vigencia con el paso del tiempo. Espero sirva para ayudar un poco a este mundo de la gastronomía, porque no es solo por los camareros, sino por el conjunto de los restaurantes:

La presente carta es para hacer una queja hacia todos aquellos críticos gastronómicos, que no tienen en cuenta el servicio de los camareros en los restaurantes a los que van a comer, y luego reseñan en los comentarios de sus periódicos, o apuntan en sus críticas para las guías.
Todo el mundo, en el ámbito nacional, se queja del servicio. Y los profesionales, que no conseguimos buenos camareros, y es que camarero ya no quiere ser nadie, o lo que es peor, hoy sí que es cierto aquello de que para camarero vale cualquiera, puesto que no se tiene para nada en cuenta como funciona un camarero a la hora de servir. El periodista comenta los platos uno por uno y da su opinión sobre ellos, pero le da casi igual si el camarero le sirve por la izquierda o la derecha, está pendiente del vino, pasa desapercibido o es un patán, o no sabe lo que llevan los platos, si se sabe comportar o no, si verdaderamente conoce su profesión, porque está claro que si vas a un restaurante a la carta, donde el cubierto ya va a estar por encima de los 40 euros, todo tiene que ir en consonancia, no sólo si has comido bien, y para reseñar el servicio, no vale con un pequeño apunte, como que ha estado correcto.
Es inconcebible que en un restaurante con una estrella en la guía Michelín, el camarero no sepa ni como utilizar el recogemigas, qué pasa ¿qué el inspector en ese momento se tuvo que ausentar de la sala?, y no sólo eso, cada vez que servía el vino manchaba el mantel, o apoyaba la botella en la copa, o servía siempre por la izquierda, es decir, no tenía ni idea, pero ahí está, y no es la puerta de Alcalá, ese restaurante, que dicho sea de paso se come muy bien, tiene una estrella Michelín, a pesar de los despropósitos del camarero. Así que ese restaurante para qué va a pagar a un buen camarero si con un lleva platos tiene suficiente.
Hoy en día un cocinero coge y monta un restaurante, y de maître pues ya verá, será su novia posiblemente, que toda su vida se ha dedicado a ser secretaria, que sabrá mucho de ofimática, pero no creo que me vaya a tomar la comanda por Internet, ni a explicarme de qué se componen los platos a través del fax, no creo que prepare como hacer la mise-en-place con un dictáfono, que será muy maja y simpática, pero de la profesión cero patatero, y lo que es peor cuando llega el crítico de turno, y después de decirle que el bacalao vizcaína no lleva cebolla, que le recomienda un blanco Marqués de Riscal de Rioja, entre otras muchas barbaridades, van y le dan una estrella Michelín, pero a donde vamos hombre, Eso o una gran puntuación en el País, pero el Sr. Capel por lo menos dijo que el servicio era mejorable, y el señor García Santos, que el servicio tenía que esforzarse algo más, nos pusieron un poco las pilas. Pero ahora eso da igual. Llevo dos fines de semana leyendo la página gastronómica de un periódico, y cual no es mi sorpresa de que en las críticas de los restaurantes, ahora ya ni comenta nada del servicio, pero nada, nada de nada. ¿Qué pasa, es que lo ha cogido el todo directamente de cocina?. O sea nadie le ha servido, ni le han puesto el pan, ni le ha recomendado una mesa, estaba el sólo con el cocinero, pues perdóneme, por muy bien que se coma yo no me hago una idea de cómo están preparados esos restaurantes. Y si es un buen crítico le gustará que le sirvan bien, aunque me parece que demuestra que le da exactamente igual, le puedo manchar, ni saludar siquiera, puesto que como no existo para él. Ese hombre (y otros muchos) hace que nuestra profesión decaiga. Mi padre (un hombre al que conocían los mejores críticos de este país) siempre me dijo que un buen restaurante es aquel en el que los empleados forman un todo, y que una gran cocina con un mal servicio no conseguiría nunca nada, y viceversa, un gran servicio con una mala cocina cero patatero. Por desgracia me temo que voy a tener que llevarle la contraria a ese hombre que me enseñó a mimar al cliente, a hacer que se sintiera mejor que en su casa, puesto que esa gente que vive de criticarnos, está haciendo lo que más daño hace a una persona, y es la indiferencia con que nos tratan. Y ellos solos se cargarán nuestra profesión. Con el tiempo que vayan y les sirvan los cocineros, que ya cocinará San Pedro.