Clarete Virgilio Rogriguez, Cigales, y del año 1958, aún para disfrutar

Un día más llegaron los dos, sí ellos, los míticos. La verdad que me lo imaginaba pues llevaba un rato sentado, apoyado en la barra, nuestro ya ínclito bebedor ocasional, y me dijo que esperaba al liante de las catas, pero en teoría iba a ser un rato tranquilo. Ja, tranquilo, pues para nada, porque encima apareció, el liante con el tercer hombre, del que casi nunca hablé, pero pensad lo que dice el refrán, no hay dos sin tres, y allí estaban, el bebedor ocasional, el liante de las catas, y el tercer hombre. Llevaba este último una bolsa y me dijo cógela con cuidado, y enfríalo un poco. Así que fiel a la orden, cogí la botella y la metí en el abatidor de temperatura (aparato muy grande y costoso que sirve para enfriar rápidamente, productos recién cocinados y así no tener que esperar demasiado hasta meterlo en cámara).
Pasados 5 minutos procedí a abrir con sumo cuidado este clarete, y he de ser sincero en cuanto que no daba nada por el, un clarete del 58??? imposible, me dije. Y una vez más me tuve que comer mis palabras.
Corcho en perfecto estado, color ya bastante naranja, nariz diferente, me daba algo de mermelada de higos, junto con algo de madera pero muy suave, y en boca aún está estructurado, pasa bien, se puede beber, está vivo, sin buscar mucho más, sólo eso que está para seguir disfrutando de él.
Mientras el Tercer Hombre nos cuenta que la añada del 58 en cigales fue muy buena, y el llegó al pueblo en el 70 buscando algo de ese vino, y le ofrecieron lo que quedaba, una barrica de la se obtuvieron mil botellas, y las compró todas. El precio 500 Pts la botella (en el 70 el único andaba por 800 pts.) a mi me parece muy caro y mucho dinero para aquella época, pero el Tercer Hombre no tiene por qué mentir. Lo dicho, les dio el dinero y le pusieron la etiqueta que tenían, y que hoy podemos seguir disfrutando.
Un auténtico placer, no ya por sabores y demás sensaciones que pueda desprender este clarete, sino por todo el tiempo que ha pasado, y porque el cuerpo te pide más botellas para seguir temblando de placer.

Puntación: 9,5 Pues simplemente por ser un vino que tiene bastantes más años que yo y aún me dice mucho.

Para que veáis el color, era el final de la botella por eso, esos pequeños posos, por lo demás todo perfecto.