Restaurante Vino y Marea de Santander: Sólo picamos pero volveremos

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Quien nos lo iba a decir, sin proponérselo, sin hablarlo, sólo dando un paseo, una de las personas del grupo nos dijo que estábamos cerca de un local que le gustaba mucho, así que fuimos hasta allí y entramos.

Nada más cruzar la puerta estaba Samuel con una sonrisa en la boca que nos trató de auténtico lujo, y nos dejamos en las manos de la persona que conocía el local y bebimos y comimos como santos cerdos.

Pedimos vino para tomar una copa y directamente nos pusieron un Tinto de Apellation Chinon Controlée Domaine de Grezille, que estaba bueno, algo astringente y con toques metálicos, pero seguramente necesitaba tiempo de oxígeno para dar más de sí.

Nos tomamos dos pinchos para acompañar el vino, uno de Maganos y otro de carrilleras

¡Qué buenos,  por favor! es que hasta el pan del magano estaba de lujo.

Nos íbamos a tomar alguna copa más del vino cuando nos cuenta que tenía en la cava el Nana 2013 de Rías baixas, os habíamos hablado de la añada 2007 aquí, y por supuesto que le dijimos que abriese una botella, puesto que, como podéis leer en el post, nos gusta este vino.

y este 2013 está realmente bueno, está espectacular ese toque a orejones, con una acidez de vicio y con muchísima vida por delante. ¡Cómo nos gusta este Nana!

Para pasar mejor el blanco Samuel nos puso una ración de mejillones. No tengo palabras para decir lo buenos que estaban, sólo que el hombre tuvo que dar unos cuantos paseos para traer pan porque más que barquitos en la salsa pusimos trasatlánticos para no dejar nada en la cazuela de barro. Ricos no… lo siguente.

Ya que estábamos en racha pues nos sacó algo de postre y aquí os dejo la foto cuando nos dimos cuenta de hacerla. Los tres muy ricos y sabrosos, hubiéramos pedido otra ración más.

Y como no quedaba blanco pues nos puso también un vino para acompañar el postre:

Vignoble des Rouannières cuvee prestige 2014, nos encantó con ese toque dulce de uva bien pasificada, cantidad exacta de azúcar para que no resulte empalagoso, una rica golosina en buena armonía con el postre.

Hubo café y nada más, creo que fue bastante para que el nivel de estibación no resultase muy dañado.

Vino y Marea, volveremos a darnos un buen homenaje, por todo, por cocina, por que Samuel es una gozada charlar con el de vino, porque me encanta un sitio donde poder tomar vinos que nos gustan sin que te asesinen la cartera, encima una selección de vinos por copas que muchos ya quisieran para sí.

Animaros a conocer este local en la Calle Bonifaz 13 de Santander, porque os va a gustar seguro.

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