Pasión por la buena restauración, cansados de leer lo mismo de siempre, un punto de vista del propio usuario de restaurantes y compradores de vinos, y demás bebidas. #BeberOCatar, #ApertasDoViño
La verdad que no me puedo creer que esto haya aguantado 9 años, y más en este mundo que ya casi nadie escribe en blogs. Todo es en el cara-libro y en instagram. Bien es cierto que eso está bien y que hay que ir con los nuevos tiempos.
En este blog lo seguimos manteniendo, porque estamos convencidos que la aplicación que hemos creado Sumiller On-Line al final va a funcionar y este blog tiene que estar activo para ella y para mucho más que puede llegar a venir.
Cómo véis los larpeiros llevamos unas temporadas con diferentes retos, pero no quitamos las ganas de estar de vez en cuando por aquí. Y aunque desde el año anterior sólo hemos publicado 7 entradas, creo que su calidad es tan buena que os las vamos a recordar:
El pasado Viernes 23 de Marzo, tuvimos la suerte de poder asistir a una cena en Las Carolinas acompañada de los vinos de Campos Góticos. Ya había probado estos vinos antes con los sumilleres de Cantabria y tenía muchísimas ganas de volver a probarlos así que no perdimos la ocasión y fuimos dispuestos a pasar una gran noche.
Empezamos con una cata de los vinos de Pedro, si alguien sabe cómo hacer una cata diferente, con sentido y con mucho saber, ese es sin lugar a dudas Pedro. Empezando por su blanco de la D.O. Rueda y terminando por ese 7 Lunas que me tiene loco.
Campos Góticos Verdejo 2016, donde el vino huele a lo que tiene que oler, manzana, plátano, algo de melocotón una sutil piña, pero nada de ese empalago de la tropical. Con levaduras que se dan de verdad en la vid, totalmente natural y huyendo de las modas de que el vino tiene que salir la añada en Enero. Este blanco es muy bueno y a ver si conseguimos que no se tome excesivamente frío, eso para los blancos que nos dan en muchos sitios.
Nos pusieron un Campos Góticos Verdejo 2017, y se notaba que aún le faltaba algo de botella, pero creo que aún va a estar mejor que el 2016.
Pecunia Crianza del 2013 D.O. Ribera del Duero 100% ecológico. 12 meses de barrica dan a este vino una complejidad muy agradable. Da gusto oir a Pedro explicar que el 80% del viñedo de la D.O. está en Burgos, pero que mucha gente identifica esta denominación con la zona de Valladolid (pesa mucho las afamadas bodegas que allí se encuentran). Este vino tiene un paso de boca fácil, nariz envolvente a fruta, directo y llano. Lo que se pide a un Ribera de su categoría.
Tinto Campos Góticos Crianza 2012. D.O. Ribera del Duero. 100% ecológico. Este vino tiene 16 meses de barrica de roble francés (Pedro dice que es el que más le gusta usar). Con mucha personalidad, alegre, con fruta, toques de vainilla, mineral, un vino que va a dar mucho que hablar.
7 Lunas viñedos de la Joya Reserva 2004. D.O. Ribera del Duero. 100% ecológico. Algo mas de 14 años ya miran a este vino y aún le queda mucho recorrido. No me canso de olerle una y otra vez, un placer en la boca, en el postgusto. Un vino para disfrutar durante mucho tiempo. Es increíble de verdad lo bien que ha envejecido. Lo sabroso y vivo que está. Una auténtica pasada. Sin lugar a dudas uno de los grandes la Ribera Del Duero.
Y una vez termina esta maravillosa cata pasamos a la cena, pero antes Chema de Quesería Quesoba nos cuenta como elaboran ellos sus quesos en ese maravilloso valle.
También Pablo que nos trae un queso de nata de San Pedro del Romeral, nos explica sus elaboraciones.
Y empezamos con degustación de 5 Quesos Cántabros a cual mejor sin dudas.
Queso de vaca ecológico de Quesería los Tiemblos
Queso de cabra DOP Quesucos de Liébana, Quesería Alles.
Queso de vaca curado de pasta blanda, Quesería Quesoba
Cremosuco a la cerveza de quesería La Pasiega de Peña Pelada
Queso DOP Beges-Tresviso, Quesería Casa Campo.
De primer plato Escarola con jamón ibérico y queso Cremosuco a la cerveza de la Pasiega de Peña Pelada, con aroma de trufa. Un plato fresco y agradable.
De pescado Merluza a la plancha con vinagreta de Queso Quesoba de pasta blanda. Una merluza hecha en su punto perfecto, aunque a muchos de la mesa nos dio demasiado olor a bacalao y nos hizo dudar de que realmente fuera merluza. Pero su punto de cocción inmejorable.
Como carne Delicia de ternera rellena de mousse de queso Picón-Bejes-Tresviso de quesería Campo y su propio jugo, con una reducción del vino de Campos Góticos. Qué buena la textura de la carne, todo un acierto utilizar los mismos para cocinar. La pena que el queso picón se llevaba todo el sabor pero las texturas inmejorables.
Tiramisú pasiego con requesón. Espectacular ese requesón que rico por favor.
Y terminamos con café y bombón relleno de queso
acompañado de orujos de Sierra del Oso
que nos trajo Ángel para que probáramos.
Una gran noche con un servicio espectacular a cargo de Alfonso Fraile y sus alumnos, que ampliaron dos veces la mesa sin alterar para nada el evento. Eso es saber y mucho como hacer bien las cosas.
Todo un placer haber podido asistir y sobre todo volver a compartir con antiguos amigos de la gastronomía.
Hacía yo mucho que no nos dábamos una vuelta por Santander y nos apetecía volver a probar el maravilloso servicio y comida de este hotel escuela que siempre nos ha encantado, así que dicho y hecho para allá nos fuimos.
Tomamos un vino en la barra que la verdad nos gustó bastante Pizarras de Otero Mencía 2016. Un mencía que de verdad merece la pena que probéis. Alegre, divertido, con buena fruta y agradable paso de boca.
No habíamos reservado mesa pero no tuvimos problema dado que estaba casi vacío y nos pareció raro, pero pasamos al comedor y nos dispusimos a disfrutar.
Como apunte nos dio pena ver la cava de vinos casi vacía y con muy pocas referencias de vinos para pedir, siempre habíamos dicho que su selección era realmente buena, pero hoy por hoy la verdad que da lástima ver ese mueble, esperemos sólo sea un cambio de referencias y por eso esa imagen tan pobre.
Empezamos con un aperitivo que nos gustó y sorprendió bastante. Escerificación de mango y jamón, Pastel de queso y una decostrucción de patatas a la riojana. Realmente imaginativo, sabroso, este plato lleva bastante trabajo sin lugar a dudas. Todo un acierto para empezar.
Seguimos con ensaladilla y rape alangostado. Una ensaladilla sin nada de misterio, mayonesa con un color poco agradable y un rape muy blandengue, sin sabor y nada terso. Una pena de plato.
El siguiente plato fue ravioli de zamburiñas. Para olvidar la verdad, mejor no decir más.
De pescado lubina sobre crema de puerros con ajo negro y brócoli. Una lastima de dos trozos de lubina mal puestos, seca, nos pareció muy raro que el ajo negro y el brócoli estuviera frío, al juntarlo con la lubina no pegaba nada. Lo único rico la crema de puerros…
Caldereta de Cabrito. Pues lo de cabrito porque lo dicen ellos, no sabía para nada a cabrito, podía haber sido un trozo de carne de cualquier tipo, y sólo sabía a las especias que habían echado. La carne dura, seca, menos mal teníamos pan (por cierto bastante normalito…)
Y de postre una crema de yogur con tropical, chocolate relleno de frutos rojos, y tarta de queso. Estaba rico, bien hecho, quizá le faltase algo de sabor a la tarta de queso, pero dimos buena cuenta de ello.
Para beber un Ribera del Duero Campustauru del 2016. Con un buen principio, sabroso pero con el paso del tiempo como que se le hecha de menos algo de estructura. Lo volveremos a probar.
Quiero terminar diciendo que el servicio fue muy bueno, a pesar de estar aprendiendo Manuel lo hizo genial. Alfonso una vez más demuestra que es uno de los mejores de su profesión. Pero la cocina esta vez ha dejado mucho que desear. La verdad que nos hemos ido muy desencantados y con muy pocas ganas de volver. Aunque bien es cierto que todo el mundo puede tener un mal momento. Así que lo mejor será volver y ver si ha sido un mal día o es que alguien en la cocina se ha relajado más de lo debido.
Quiero deciros Hola en mi primera aportación a este blog.
Después de muchos años dándole vueltas a la cabeza por fin esta gente me ha liado para que escriba lo que pueda, así que ahí vamos. Aunque casi sin tiempo para poder dedicarme a contaros experiencias y demás, intentaré traeros aquí lo más especial de mis experiencias.
Hoy empiezo con lo que fue una cena fantástica realizada hace ya justo un año, pero por muchas circunstancias inolvidables. Fuimos dos personas a cenar, y he de decir que mi acompañante lo llevo en mi corazón todos los días. Benidorm para nosotros fue algo importante y nuestra amistad queda para más allá de cualquier circunstancia. Y el sabe que a pesar de todas las adversidades siempre me tendrá cuando necesite algo.
Vamos a ello: Estábamos pensando donde cenar y elegimos este restaurante, llegamos y desde la entrada las sensaciones fueron excelentes. No tengo palabras de agradecimiento para el buen hacer de su maître Manolo, pero si su atención fue genial, el trato que nos dio Sergio, su sumiller fue sublime, pocas veces me he sentido tan bien atendido por dos grandes profesionales un lujo de verdad.
Así que nos sentamos, nos dieron la carta y un aperitivo para beber, nos ofrecieron cava o manzanilla, y claro está elegimos las dos opciones. Y para cenar, pues para qué elegir, directamente el menú maridaje.
Recuerdo las palabras de mi acompañante “no me gusta el vino”, creo que esa frase no la ha vuelto a repetir.
Nos sirvieron diferentes tipos de pan, de ajo, integral, sal y aceite, claro está, de esto repetimos varias veces, que se le va a hacer.
Bien, empezamos con un Cava Adernats Brut Nature Reserva, suave, con buena acidez, sabroso y muy bien relacionado con el aperitivo de estos chips
Nos sirvieron Puerro asado con queso de cabra, haz de sepia y bacon e infusión de cítricos.
Cada uno de ellos muy sabroso y le pegamos para beber: Una Manzanilla en Rama Saca de Verano 2016 de Solear, pues qué deciros, no nos daba tiempo a comer, beber, flipar, y disfrutar…
Seguimos con turrón de foie y maiz con maracuyá y gelatina de moscatel, suave, alegre, interesante, muy apetecible.
Para este foie, Sergio nos sirvió un Pale Cream de Sánchez Romate su Mírame cuando te hablo, elaborado con finos del pago de Macharnudo y algo de moscatel es bastante interesante y para estar bastante pendiente de él.
Nos trajeron Sopa de quisquilla, habitas y alcachofa. No tenemos palabras de elogio, supersabrosa y agradable, nos entonó el cuerpo; genial en esa noche de Diciembre.
y un blanquito para beber con la sopa de Celler la Muntanya Beni, 50 malvasía y 50 garnacha blanca, la verdad que nos sorprendió, algo alta la acidez pero la sopa lo compensaba muy bien.
Venga que seguimos: Codorniz en escabeche con alubias del barco. Casi saltamos de gusto, es ese momento cuando no hay conversación y casi sólo se escucha el sorber de la sopa y las palabras diciendo que estaba realmente cojonudo.
Y un Palo Cortado de Juan Piñero, de esos palo cortados que no te asesinan el bolsillo y se pueden disfrutar, muy sabroso, y qué mejor que un vino de este estilo para luchar contra la dificultad del escabeche, todo un acierto sin lugar a dudas.
Como pescado una Merluza rebozada con salsa verde. Muchos dirán que la merluza es un pescado que ni fu ni fa, pero cuando se elabora con este nivel es un placer increíble, y conseguir que se quede con esa finura y que el rebozado no empalague es dominar el fuego realmente bien.
Otro blanquito, un Rías Baixas, pero de los que nos gustan, con algún añito en las espaldas Pazo San Mauro del 2012, una vez más un gran acierto. Graso, con un nariz envolvente, perfecta acidez, y es que la albariño cuando se trata así hace cosas muy ricas.
De carne una Presa Ibérica de Joselito con Quinoa y salsa de Oloroso. ¡Qué punto! ¡Qué sabor! ¡Qué bueno! ¡Qué todo!!! Increíblemente bueno
Y para esta presa un tinto que nos dejó enamorados, Aví de bodegas Mas L´Altet. Algo más que sabroso. Increíblemente complejo, redondo, suave, cuando el paladar hace que todos los sentidos se centren en este maravilloso líquido que es el vino, es cuando mejor me siento por día a día seguir formándome y poder saber un poquito más para apreciar la complejidad y el gran esfuerzo que implica poner en el mercado algo tan bueno como esto.
Venga, vamos a por las Larpeiradas: Crema de calabaza, helado de coco, huevo y vainilla. Anda que no estaba rico esto, creo que incluso untamos el pan en el plato para no dejar nada de nada.
Qué bien le sienta a este postre el Moscatel de la Marina de Enrique-Mendoza 2015. Mira que nos gusta este tipo de moscatel, y con el coco hace que me derrita de pasión por el recuerdo y me entren ganas de volver.
Y justo en el final llegó el plato de la noche, el que más nos impresionó, ya no solo por la originalidad sino por la complejidad de hacer de esta forma unos Mochis de arroz con leche y mascarpone, es aún hoy el día que estamos mirando la forma de poder hacerlos en casa, yo quiero volver a probar este plato que nos hizo llorar de gusto.
y no podía faltar un Pedro Ximenez en un menú de armonía, y qué mejor combinación con ese toque de canela del arroz con leche un Callejuela, que estuvo a la altura de los demás vinos que nos pispiamos esa maravillosa noche.
También unos petit fours que ya quisieran muchos como postre en sus restaurantes, un lujazo de verdad
No tengo más que palabras de agradecimiento, porque la cocina estuvo genial, pero lo que hizo la visita inolvidable fue estar con mi amigo y disfrutar de uno de los mejores servicios de sala que me han atendido, mil veces gracias Sergio y Manolo por hacer que camarero sea algo mas que una profesión. Vosotros si que sois grandes profesionales. Me arrodillo ante vosotros.
Mira que llevamos tiempo los Larpeiros sin publicar como antiguamente, pero como bien sabéis todos, es por falta de tiempo, nuevos proyectos, nuevas historias. Pero eso no quita para que sigamos teniendo ganas de escribir, porque esto de escribir engancha. Así que ahí vamos.
Ya teníamos ganas de venir a este local, así que aprovechando una visita por esta maravillosa tierra me anime a hacerlo.
Creo que Rubén va a cambiar de local, y es necesario, pero aún así podía intentar cambiar un poco la entrada y los carteles que tiene con su nombre deberían estar un poco mejor, la verdad esa primera imagen da señal de algo de abandono.
Entramos y nos encontramos con una barra, nos gustó la limpieza que había, se respiraba tranquilidad, Rubén se encontraba detrás de un pequeño mostrador mirando lo que suponemos que es el libro de reservas, le damos los buenos días y sin responder se da media vuelta, entra en cocina y al rato sale un camarero con una amplia sonrisa. Se ve que Rubén no tenía ganas de saludar, pero el gesto nos dejó con mal cuerpo la verdad y pensamos en esa falta de educación que nos ha demostrado, pero mejor olvidarlo porque íbamos a disfrutar.
Mientras esperamos para entrar decidimos tomar un aperitivo y le pedimos al amable camarero que nos sirviera un fino o una manzanilla a lo que responde que no tienen, que si queríamos un verdejo o algo similar. Por supuesto que ese verdejo que tenía en la barra para tomar por copas pues como que no. ¿Me quieres decir que un restaurante que empieza a tener muchos adeptos, que va cogiendo buena fama, no tiene un triste fino aunque sea uno de esos que bien sabéis que no nos gustan? En fin olvidemos este segundo mal detalle y decidimos pedir la carta de vinos. Total somos dos personas y ya estaba claro que mínimo una botella nos íbamos a beber.
Nos traen la carta de vinos. Vieja, sucia, algo rota. En fin, ¡como se puede tener la carta de vinos de esa forma! Puedo entender que el contenido deje que desear, que también, pero NO que no esté presentable. Por favor que es tu imagen. Que la sala es lo primero que ve un cliente. Olvidemos este tercer fallo e intentemos disfrutar.
Pedimos uno de los blancos del Norte que más nos gusta Yenda Spicata 2016, por cierto, tienen que mirar las denominaciones de origen que ponen a los vinos, pues hay uno que dicen que es de una zona de fuera de España ¿para qué preocuparse de verdad por la carta de vinos no? si la gente viene solo a comer ese menú degustación.
Este Yenda mira que nos gusta, y ese toque a pimiento que tiene nos encanta, con la acidez espectacular que va a hacer que este Yenda madure muy bien en botella. Un gran vino sin lugar a dudas.
Pasamos a la mesa, un amplio comedor con buena luz, y buena separación entre mesas. Nos sentamos y al poco empiezan con la comida.
Es curioso, porque nadie nos preguntó nada. Está claro que todo el mundo va a ese degustación pero por lo menos igual saber si somos alérgicos a algo, o cualquier apunte que la cocina necesite conocer, y ya que estamos, qué menos que tener una pequeña minuta con lo que vamos a comer, digo yo, que un folio no cuesta nada y todos tenemos una impresora, pero bueno hemos ido a disfrutar y pasarlo bien. Nos sirven el agua y al camarero le pregunto si nos puede decir cual va a ser el menú, y muy simpático nos dice que el no lo sabe que luego viene el camarero que se encarga de eso, está bien que un camarero de sala no sepa la comida que se sirve en un local. Pero vamos a olvidarlo y empecemos a disfrutar.
La mesa está presentada como si fuera para banquete, con tres cubiertos marcados, este es una detalle de poco personal en sala, dado que no tienen tiempo para marcar los platos que van saliendo, es un pequeño truco para adelantar trabajo pero denota la falta de manos para realizarlo.
Empezamos con la caja de bombones-tabla de quesos. Una presentación muy original, nos ha encantado, con quesos de la región en forma de bombones y diferentes tipos de pan para poderlo disfrutar. Con sabores también diferentes como por ejemplo anchoas. La verdad que todo un acierto.
Aunque aún teníamos algo de blanco decidimos pedir también tinto y así poder jugar con los dos vinos a la vez. Nos decantamos por El Hombre Bala 2014 de la D.O. Vinos de Madrid. Lo habíamos probado en varias ocasiones, pero es que esta Garnacha mira que nos gusta. Hizo que la sensación de armonía fuera genial os recomiendo que si aún no lo habéis probado lo hagáis porque os va a gustar.
Seguimos con Bombón de foie relleno de jamón ibérico con gelatina de naranja sobre tierra de pan cebolla caramelizada, reducción Pedro Ximenez y niebla al aroma de vainilla.
Un plato que se hace espectacular al utilizar el hielo seco para generar esa niebla, rico, sabroso. Un gran nivel sin lugar a dudas.
Después nos sirvieron Salpicón de marisco con tierra de calamar, falsa zanahoria de helado de pimiento con hojas de pepino. Realmente sublime, flipamos con la conjunción de aromas, sabores, texturas. Ese helado de pimiento estaba increíble, realmente inolvidable.
A continuación tomamos Risotto de boletus con falso champiñón de queso. Uno de los mejores platos, perfecto el punto del risotto y ese falso champiñón se deshizo de maravilla para dar el punto de queso al arroz. Un buen plato y también con una presentación original.
Como plato de pescado nos sirvieron cocochas de merluza con patata en dos texturas. Una patata violeta con reducción de albahaca muy sabrosa. Tres hermosas cocochas perfectamente cocinadas con el punto exacto de salsa y acompañamiento. Sabroso a más no poder.
De carne había Solomillo de ternera a la plancha con tierra de foie y pan de olivas. Rico, en su punto pero sin más.
Huevo con corazón de Tofe era el postre, muy bueno la verdad, algo que merece la pena ser probado.
Tomamos café, que ni fu ni fa, acompañado de unos dulces con un alto toque de originalidad, dado que parecen panecillos y embutido, pero son dulces muy ricos.
La sensación que nos quedó es que fueron de más a menos. Esperemos que para la próxima esos fallos se subsanen y pongan en sala el suficiente personal para que el servicio esté a la altura, a ver si ya la sala empieza a hacerse valer porque por muy bueno que sea Rubén esta debe tener el material necesario, seguro que en cocina no le faltan manos.
El precio para dos personas fue de 111.30 costando las dos botellas de vino 41€, el pan (que manía de poner lo del pan, mira que queda mal por favor) 2.40 y los dos café (a ver si lo mejoran) 4.40 (eso si que me pareció un robo) Los menús eran a 30€ por persona. ¿Volveremos? Cuando cambien de local sin lugar a dudas que iremos.
Un viaje relámpago a Toledo, y aunque fue de negocios siempre hay un rato para poder sacar tiempo y relajarse. Así que decidimos ir a conocer La Casa del Carmen, que se encuentra en A-42, 61, Olías del Rey, Toledo.
No vamos a perder más tiempo, reservamos mesa para 3 y nos dispusimos a disfrutar.
Entramos y tardaron un poco en recibirnos, con lo que nos dio tiempo a fisgar un poco, una camarera muy simpática nos dirige a nuestra mesa y después sale el jefe de sala y una vez casi sentados nos pregunta si teníamos reserva. Bueno un pequeño fallo de comunicación, no es importante.
Nos traen la carta y nos dicen lo que hay fuera de la misma y de menú del día, aunque no entiendo como no lo tienen impreso dado que es bastante largo. Pero optamos por pedir de la carta, y como nos gusta hacer, lo pedimos todo para picar.
Nos sirven un aperitivo bastante sosito la verdad, pero nosotros que somos unos zampones lo metimos todo para adentro. También nos traen, con el pan, un poco de aceite de oliva virgen y sal en escamas. Pero no sabían de que marca era, además la botella estaba sin etiqueta, algo que creo ya no se puede hacer, pero no quita para que estuviese agradable.
El primer plato fue: Lingote garrapiñado de hígado de pato y membrillo. Realmente espectacular, sublime, una pasada la verdad. Con un pan tostado delicioso, que se acabó, pedimos más y tuvimos que esperar un buen rato, una pena. Pero el plato es de los que aún tenemos en el recuerdo.
Luego pedimos huevos de corral, guisantes, espárragos, jamón y foie, un plato sabroso, en su punto, quizá echamos de menos que el camarero nos lo hubiese servido o bien que rompiera el foie y los huevos, pero quizá eso fue impresión nuestra.
Seguimos con mollejas de cordero al oloroso con perlas de patata. Unas buenas mollejas, en su punto, con 6 perlas de patata y una salsa muy rica pero sin oloroso, preguntamos y nos dijeron que el oloroso era algo muy sutil, y tanto, como que no se notaba nada…
Pedimos también Ventresca de atún rojo, mermelada de pimiento tomate y wuakame. Un buen atún en su punto, con una guarnición que le iba muy bien.
y pedimos un postre que estaba realmente delicioso del cual no apunté el nombre, pero por suerte me acordé de hacer la foto.
Pedimos dos vinos, el primero Venus La Universal 2009. Mira que nos gusta este montsant, Cariñena, garnacha y syrah, para darnos un vino envolvente, con amor, energía y pasión que hizo que la comida subiera dos peldaños en la calidad.
y como las botellas son pequeñas tomamos después Finca Río Negro 2011 de Cogolludo, Guadalajara; 60% Tempranillo, 15% Syrah, 15% Merlot, 10% Cabernet, con 13 meses de roble francés dan un vino más que interesante, intensa fruta en nariz, con toques de torrefacto muy agradables.
Tomamos un café imbebible, y pedimos otro que bueno…
El servicio del vino daba pena, al abrir las botellas pocas veces vi un maître que les diera semejantes meneos, y cada vez que servia la botella tropezada contra el borde de la copa. Encima a cada plato que ponían en la mesa todo era la manida frase “buen provecho” y a mitad de la comida “Está todo a su gusto” un servicio que dejaba mucho que desear sobre todo por parte del maître.
Volveremos a Toledo, pero no creo que a este restaurante. Una vez más me reafirmo que la guía Mucholín en cuanto a clasificación de restaurantes da mucha pena.
Quien nos lo iba a decir, sin proponérselo, sin hablarlo, sólo dando un paseo, una de las personas del grupo nos dijo que estábamos cerca de un local que le gustaba mucho, así que fuimos hasta allí y entramos.
Nada más cruzar la puerta estaba Samuel con una sonrisa en la boca que nos trató de auténtico lujo, y nos dejamos en las manos de la persona que conocía el local y bebimos y comimos como santos cerdos.
Pedimos vino para tomar una copa y directamente nos pusieron un Tinto de Apellation Chinon Controlée Domaine de Grezille, que estaba bueno, algo astringente y con toques metálicos, pero seguramente necesitaba tiempo de oxígeno para dar más de sí.
Nos tomamos dos pinchos para acompañar el vino, uno de Maganos y otro de carrilleras
¡Qué buenos, por favor! es que hasta el pan del magano estaba de lujo.
Nos íbamos a tomar alguna copa más del vino cuando nos cuenta que tenía en la cava el Nana 2013 de Rías baixas, os habíamos hablado de la añada 2007 aquí, y por supuesto que le dijimos que abriese una botella, puesto que, como podéis leer en el post, nos gusta este vino.
y este 2013 está realmente bueno, está espectacular ese toque a orejones, con una acidez de vicio y con muchísima vida por delante. ¡Cómo nos gusta este Nana!
Para pasar mejor el blanco Samuel nos puso una ración de mejillones. No tengo palabras para decir lo buenos que estaban, sólo que el hombre tuvo que dar unos cuantos paseos para traer pan porque más que barquitos en la salsa pusimos trasatlánticos para no dejar nada en la cazuela de barro. Ricos no… lo siguente.
Ya que estábamos en racha pues nos sacó algo de postre y aquí os dejo la foto cuando nos dimos cuenta de hacerla. Los tres muy ricos y sabrosos, hubiéramos pedido otra ración más.
Y como no quedaba blanco pues nos puso también un vino para acompañar el postre:
Vignoble des Rouannières cuvee prestige 2014, nos encantó con ese toque dulce de uva bien pasificada, cantidad exacta de azúcar para que no resulte empalagoso, una rica golosina en buena armonía con el postre.
Hubo café y nada más, creo que fue bastante para que el nivel de estibación no resultase muy dañado.
Vino y Marea, volveremos a darnos un buen homenaje, por todo, por cocina, por que Samuel es una gozada charlar con el de vino, porque me encanta un sitio donde poder tomar vinos que nos gustan sin que te asesinen la cartera, encima una selección de vinos por copas que muchos ya quisieran para sí.
Animaros a conocer este local en la Calle Bonifaz 13 de Santander, porque os va a gustar seguro.
Después de mucho tiempo por fin consigo ir a este restaurante, la verdad que tenía muchas ganas para probar la cocina de Sergio y el servicio de Erika y aquí os cuento la experiencia que allí vivimos.
Supongo que muchos sabréis que el restaurante está en una casona, en la planta baja. Hoy en día tienen también para dar bodas, creo que es la solución para que los locales de este nivel aguanten estos años tan duros.
Muy poca gente se gasta ya 50€ por persona para comer, incluso casi ni en celebraciones especiales. Posee unos preciosos jardines, que dan lugar a una bonita terraza y a la entrada del comedor propiamente dicho. Llegamos a una pequeña barra, y pasamos al comedor, esperamos durante un rato y nos acomodan en nuestra mesa.
Elegimos el menú raices, nos parecía bastante sugestivo, más que el otro menú que era algo más extenso, e incluso mejor que pedir cosas de la carta, así que allá vamos:
Nos sirven un aperitivo que consiste en Mantequilla de alga codium con pan de empanada, bonita presentación, un pan sabroso y la mantequilla para nuestro gusto excesivo sabor a la mantequilla y nada al alga, pero bueno, es nuestro gusto.
Empezamos con Cebolleta glaseada con café y tomillo, maravillosa conjunción de sabores, el café y la cebolleta hacen una armonía muy apetecible, un plato de gran elaboración con sensaciones culinarias muy elevadas.
A continuación Guisantes estofados, va con una base de crema de guisantes y caldo de carico y eneldo, sabroso, los guisantes como nos gustan, al dente, rico sabroso, recordando a la cocina de siempre, a la cocina que no se debe de perder y mucho menos olvidar, creo que hay que volver a ella, a esas raíces y esos maravillosos platos de cuchara que a casi todos nos vuelven locos.
Seguimos con Puerro asado, tocino ibérico y glaseado de lentejas, el puerro envuelto en unas finas láminas de tocino de base un jugo de legumbre muy sabroso. Bastante rico el conjunto de sabores.
De pescado nos sirven Bonito y emulsión de mantequilla y Banana, este fue el mejor plato, una pasada. El bonito en un punto de cocción inmejorable, y la emulsión combina a la perfección, creo que aquí demuestra un dominio de la cocina realmente elevado, respetando el producto al máximo, como debe ser.
Nos cambian la carne, pues quieren que probemos, Wagyu con espinacas y suero de queso. El wagyu es una raza bovina originaria de Japón, de la ciudad de Kobe, a la que también se la conoce como Japanese Black. Agredecemos mucho el cambio de carne. Sabores, texturas, armonías, llega el paraíso gastronómico entre gemidos de sensaciones, qué bueno, qué bien hecho, una pasada de bueno.
Dos postres, el primero llamado Cítricos, con mandarinas, lima, pomelo, helado de yogur y limón, sabroso y apetecible, para las personas a las que le guste ese toque cítrico, todo bien ensamblado.
El otro postre Arroz con leche de Cantabria, tal cual, clásico, sin misterios, como debe ser, aunque para nosotros el caramelizado del azúcar no nos hace mucha gracia, pero una vez más repetimos que es nuestro gusto particular.
Para beber elegimos Gramona Imperial Gran Reserva 2010, elaborado con macabeo, xarel.lo, parellada y un pequeño porcentaje de chardonnay. Nos encanta esa burbuja fina, una acidez maravillosa, con una entrada en boca de vicio. Un gran cava sin lugar a dudas.
Disfrutamos mucho con la comida, pudimos hablar con Sergio Bastard, muy simpático y cercano, pero la sala no estuvo a la altura, se notaba que tenían muy poca experiencia, y la carta de vinos esperábamos más de ella estando en el local Erika, la verdad que en ese apartado salimos con bastante mal sabor de boca. Pero una vez más es nuestra opinión y a buen seguro que estaremos equivocados.
El grupo Nove se crea en el 2003 con la idea de difundir la la cultura enogastronómica de Galicia, a dar visibilidad a su cocina.
En estos 13 años pasan de “Nove” (9) cocineros y cocineras a los 24 que son hoy en día, juntando a 9 estrellas michelín y 19 soles de Repsol (dato que a nosotros nos da igual la verdad, sabéis que pasamos mucho de guias).
Miguel Ángel Campos del restaurante A Gabeira (Ferrol), contaros que tenemos el placer de uno de los Larpeiros haber ido a clase con Miguel hace ya unos cuantos años, y alguna copa hemos tomado por Ferrol y un vino en Camiño do Inglés siempre que hemos coincidido.
Foto de A Nove
Xoán Crujeiras & Beatriz Sotelo del restaurante A Estación (Cambre) la de veces que el Demente Gastronómico nos ha dicho que vayamos, en breve iremos con él sí o sí.
Foto de A Nove
Lucía Freitas del restaurante A Tafona Casa de Xantar (Santiago de Compostela) otro de esos locales de los que hemos oído hablar muy bien cientos de veces.
Héctor López del restaurante España (Lugo), tenemos que ir, ahora están metidos en proyectos incluso de criar ellos mismos los bueyes.
Foto de A Nove
Javier González del restaurante A Rexidora (Barbadás), una antigua casona de Ourense en la que no hemos estado hace poco por falta de tiempo, ese fatal enemigo de los momentos, el tiempo…
Foto de A Nove
Daniel Guzmán & Julio Sotomayor del restaurante Nova (Ourense), no hemos oído nada sobre ellos, pero a buen seguro que en breve nos ponemos al día.
Foto de Nova
Alberto González Prelcic del restaurante Silabario (Tui) una de nuestras citas a la que por un motivo u otro se nos escapa estar, alguna vez estaremos allí.
Foto de A Nove
Antonio Botana del restaurante Pandemonium (Cambados), en la puerta estábamos y al final acabamos en la conservera de Ramón Peña y ya no recordamos donde nos llevaron a comer unas zamburiñas que estaban de vicio, en fin, otra vez será.
Foto de A Nove
Javier Olleros del restaurante Culler de Pau (O Grove), una pena que cuando fuimos a O Grove este restaurante aún no existía, hoy sabemos que debemos ir a ese maravilloso lugar con ese genial micro-clima.
Foto de A Nove
Pepe Solla del restaurante Casa Solla (Poio), estuvimos una vez y fue una maravillosa experiencia, la pena que en aquella época lo del blog como que ni existía en el lenguaje.
Foto de A Nove
Iñaki Bretal del restaurante Eirado da Leña (Pontevedra), uno más del que no hemos oído, pero a buscar información de él ahora mismo.
Foto de A Nove
Xosé T. Cannas del restaurante Pepe Vieira Camiño da Serpe (Poio) cómo nos gustó este restaurante, otro lugar maravilloso que estuvimos cuando la palabra Blog no se había inventado.
Foto de A Nove
Yayo Daporta del restaurante Yayo Daporta (Cambados) nos encanta como este lugar ha ido creciendo hasta convertirse en lo que es hoy en día y en lo que será en unos años.
Y los que faltan son los que estuvieron hoy Lunes 17 de Octubre del 2016 en Santander, nos deleitaron con unos platos que se hicieron un hueco en nuestra mente, estos son:
Rafael Centeno & Inés Abril del restaurante Maruja Limón (Vigo)
Foto de A Nove
Nos presentaron cocochas con pil-pil de padrón, oliva verde, maravillosas cocochas, en un punto inmejorable, al principio la potencia del pimiento del Padrón para dar paso a la oliva y todo ello acompañado de verdolaga, una planta trepadora de la zona que aporta Omega 3. Porque su filosofía es comida sana, y que todo lo que tenga el plato aporte sabor y ayude a estar bien.
Ellos con este plato buscan volver a los recuerdos de la niñez, a los sabores de antes, y lo han logrado de una forma genial. Iremos al Maruja Limón.
Este hombre se marcó una Sarda con Faba Verdina de Lourenza que hacía años no probaba algo tan rico. La sarda (caballa, verdel) hecha dos minutos al horno, terminada con el soplete sobre el plato, la verdina en una cocción sublime, al dente, sabroso, y el caldo de reducción de las espinas de la sarda con las verduras, para quitarse el sombrero.
Dejamos para el final, aunque fue lo primero que probamos, Sardina ahumada en casa con mayonesa de huevos de gallina de Mos, algo realmente espectacular, si los otros dos fueron la bomba, esto fue el paraíso, un ahumado que ellos hacen en la Lareira que poseen, con un toque de laurel, los huevos de esas estupendas gallinas también les dan el toque ahumado, con lo que esa mayonesa está para comerse una barra de pan, pero que ahumado por favor, es que está para tirarse a rolos de gusto, todo un lujazo.
Tomamos dos vinos, un blanco Martín Codax del 2016, que la verdad nosotros habríamos traído otro blanco, pero entendemos que si son los que patrocinan el evento pues a darle caña, aunque a decir verdad, no estaba tan mal.
Y como tinto un mencía Cuatro Pasos de la D.O. Bierzo, frutal, realmente rico y sabroso.
Pienso que si estos maestros son capaces de hacer esto en un camión puede ser un orgasmo gastronómico ir a sus locales, así que allí nos veremos.
Todo un acierto y un evento a copiar por todos, una forma de llevar la gastronomía por todo el país. Nos ha gusto muchísimo. Esperamos se vuelva a repetir y que os lo podamos contar
Tenía ganas de ir a comer a este restaurante desde hacía bastante tiempo, toda la gente que conozco y había ido estaban encantados, así que al final me animé. También tenía ganas de saludar al querido amigo Koldo, pero por mala suerte ese día no trabajaba, así que tendré que volver en otra ocasión y poder disfrutar de su buen hacer y su gran profesionalidad.
Pasamos al comedor que se encontraba bastante animado y muy amablemente nos dirigen a nuestra mesa y nos preparamos a disfrutar.
Somos dos a comer y pedimos un entrante para compartir, un segundo plato para cada uno y dos postres:
Nos sirven de aperitivo Crema de hongos con bocarte marinado: Crema bastante rica, con una base de patata sabrosa y al lado un buen filete de bocarte que aquí llamamos boquerón a esta elaboración. Ya sabéis que en Cantabria se distingue entre bocarte, anchoa y boqueron. Empezamos con buen pie.
El entrante fue Ceviche de Corvina y vinagreta de jengibre y cebolleta, sabroso y bien marinado, contundente, quizá un pelín alto de cítrico, por lo demás un plato agradable cada vez más introducido, buena corvina, es una buena idea para darle salida a este pescado que no está mal del todo.
Uno de los platos fue Solomillo de buey con crema de patata hongos y foie, ración más que generosa de carne y guarnición, la salsa sabrosa, buena base de caldo oscuro, y las verduras bien cocidas, para mi gusto yo habría puesto la salsa en un costado más que bañando a la carne, pero eso es un gusto particular.
El otro plato hamburguesa de pierna de cordero, ajos asados y patata, una gran hamburguesa, exquisita de sabor, muy buena de verdad, pero sin patatas y con la misma guarnición que el solomillo como bien podéis ver en las fotos. Fallo de imaginación? De preparación? No sé cual fue pero fue un fallo simpático.
Un postre fue Brownie de chocolate y nueves con helado de vanilla, estaba rico, apetecible.
El otro postre Raviolis de piña y queso cremoso con helado de coco, también muy agradable, la pena la decoración de los platos con los cachitos de plátano y la hoja de menta, pero bueno eso es gusto particular mío.
Para beber pedimos un vino que no estaba en la carta y que vi al entrar un Tinto Tolo Do Xisto 2014 de la Ribeira Sacra, 100% mencía. Loco por la pizarra es la creación de la enóloga gallega Andrea Obenza. Vino alegre, divertido de fácil beber, con paso de boca suave, entretenido, con mucha fruta. Le volveré a probar porque me gustó bastante.
Pagamos 95€, al final, para nosotros, la RCP no es muy buena, he de decir que el servicio nos gustó mucho, grandes camareros, atentos, con la sonrisa siempre en la cara, eso que cuesta tantísimo de encontrar hoy en día. Pero la cocina nos dejó un poco descontentos, los platos para costar el solomillo 24€ y la hamburguesa 19€ creo que no están a la altura. Pero claro esa es nuestra impresión. Nos vamos con la sensación de un local que tiene un muy buena sala, pero le falta algo en la cocina.